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Estudio revela que la capacidad hospitalaria de Bogotá no es suficiente ante Covid-19

Karen Daniela Ferrín

Creado por: Lola Ferrin

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de los Andes y la Javeriana Cali permitió determinar que las zonas con mayor densidad poblacional en Bogotá son las que tienen menos Unidades de Cuidados Intensivos, contrario a lo evidenciado en las zonas donde hay una baja concentración de personas.

De acuerdo con el profesor Fabián Andrés Castaño, la investigación pretendía analizar la capacidad instalada del sistema de salud para responder al reto impuesto por el crecimiento de la demanda ocasionado por el Covid-19”.

Castaño, uno de los involucrados en este noticioso estudio, es profesor del Departamento de Ingeniería Civil e Industrial de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Javeriana Cali.

Según explica el ingeniero, el objetivo era generar recomendaciones para la toma de decisiones sobre la ampliación de la red de atención en salud. “En ese sentido, mi contribución se orientó particularmente a esta última fase, es decir, a explotar la información disponible y generar modelos matemáticos para priorizar las zonas débilmente cubiertas por el sistema, de tal forma que el acceso a los recursos hospitalarios sea más equitativo y acorde con las condiciones de las diferentes zonas de la ciudad”.

En sus palabras, el estudio deja expuestas algunas inequidades que existen en la estructura de la red de atención en salud y muestra la limitada capacidad de respuesta que se tienen ante contingencias como la que actualmente vivimos por causa del coronavirus.

Así, el informe ‘¿Con qué se le hace frente al Covid-19? Capacidad hospitalaria instalada en Bogotá’, reveló que en la capital del país solo hay 8329 camas de hospitalización, y 1179 Unidades de Cuidados distribuidas para la atención neonatal, pediátrico y adultos.

Lo anterior quiere decir que por cada 1000 habitantes, Bogotá cuenta con 0,80 camas de hospital y 1.18 UCI.

“El déficit es evidente en la zona sur y occidental de la ciudad, donde la población pertenece a los estratos 1 y 2, y donde la densidad poblacional es más alta”, revela el documento.

La situación más crítica se encontró en Bosa, donde hay 776.363 habitantes y solo 0,03 camas adultos por cada mil habitantes; Puente Aranda, con 215.191 habitantes y solo 0,05 camas adultos; Usme, con 345.689 habitantes y 0,09 camas adultos. En ninguna de las tres localidades tienen disponibles Unidades de Cuidados Intensivos para adultos.

A la lista de sectores con menor relación de número de UCI por 1000 habitantes se suman Ciudad Bolívar, Fontibón, Engativá, Suba y Kennedy.

mapa red hospitalaria Bogotá

 

Ante la compleja situación, los investigadores aseguran que es “es necesario llegar con capacidad hospitalaria a las zonas de los estratos bajos, que además son las más densamente pobladas”.

Asimismo, recomiendan establecer centros de atención provisionales en las zonas con hallazgo más críticos, “lo que permitirá amortiguar la capacidad del sistema”.

“Esta investigación ha causado eco porque ha dilucidado algunos problemas subyacentes del sistema de salud en la capital de país. En primer lugar, se muestra cuán baja es la capacidad hospitalaria, medida en camas y unidades de cuidados intensivos, frente al tamaño de la población atendida”, explica el profesor Castaño Giraldo.

En segundo lugar, continúa el ingeniero, porque ha hecho evidente que la distribución geográfica de dicha capacidad se encuentra completamente desalineada con respecto a las necesidades de la población: los hospitales e IPS son menos asequibles en los sectores más vulnerables y poblados de la ciudad.

“Mientras algunos ciudadanos pueden llegar fácilmente, aún caminando, a los centros de salud, muchos más pueden estar distantes, requieren tomar transporte público e incluso transbordar. Estos últimos siendo un gran desafío, particularmente si se quiere respetar las medidas de precaución que buscan evitar la propagación de enfermedades”, agrega.

A modo de recomendación

“Dados los costos humanos de Covid-19, la velocidad de respuesta es de suma importancia. Crisis como la actual han permitido en el pasado que se den transiciones rápidas y progresos que, de otra forma, habrían tomado años e incluso décadas. Este tipo de iniciativas, que a veces surgen desde una simple intención y no vienen enmarcadas en un proyecto de investigación, permiten dar una respuesta acelerada a las necesidades en materia de toma de decisiones a las que se enfrenta el sector público ante desafíos como la actual pandemia.

Creo firmemente que las universidades y los centros de investigación se pueden reconfigurar para responder ante estas situaciones de emergencia y así servir a la sociedad, apoyando, desde la ciencia, la toma de decisiones con una perspectiva holística y rigurosa que permita, además, medir las consecuencias de las decisiones que se tomen”, puntualiza Castaño.

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